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lunes, 19 de octubre de 2015

Que el sexo atrae las miradas...

Es bien sabido. A quién no le ha pasado estando en un vestuario, que ha mirado irrefrenablemente las "zonas prohibidas" de sus compañer@s independientemente del sexo de est@s.
Son instintos. Conductas grabadas a fuego, que velan por nuestra supervivencia como especie. Conductas que nos acercan a otros animales. Unos animales que a veces, por un egocentrismo de color narcisista, consideramos más ajenos y lejanos de lo que son en realidad a nosotros. Pero es normal, hasta cierto punto, pues si hoy escribo esto, es por lo sorprendido que me he quedado muchas veces , de como la presencia de una hembra o macho sexualmente apetecible puede influir en las mentes de no una sino muchas personas.
Personalmente, he vivido muchas situaciones, en las que aparece un nuevo macho o hembra en un grupo que lo revoluciona casi todo, por no decir TODO lo referido a comunicación dentro del grupo. Dentro de ese todo, cito las miradas en el título, porque es algo que me llama la atención y me parece significativo, desde el momento en que me dijeron que éramos animales visuales.
Ayer, como tantas otras veces, volvió a pasar, que en presencia de una hembra de aspecto suave y delicado, con un tono de voz a la par de cálido y mimoso, y una inteligencia algo por encima de lo mínimo para sobrevivir. Las miradas empezaron a desviarse. Primero la mía, y más tarde -si no fue un engaño de mis sentidos - las demás.  Todas dirigidas hacia el mismo punto. Ese seductor punto ocupado por una hembra de unos 25 años, que resultaba incluso odiosa para mí, porque nublaba todo circuito neuronal con su campo electromagnético y obligaba a pensar en ella a todos los presentes. En muchas cosas sobre ella, bajo ella, junto a ella, ante ella, por detrás de ella, y en definitiva... Para los que les gustan las cosas simples como a mí lo diré: las ganas de follársela. Las ganas de follársela lo jodieron todo. Ya podía ser la conversación más interesante la que tuviésemos entre voces, que las miradas iban hacia ella... y si es cierto que somos animales visuales, eso puede significar hasta un 70% de nuestra percepción, que en términos de atención no sé cuánto es, pero en mi caso puedo asegurar que mucho.
A mí me pasó. Me pasó muchas veces, que incluso perdía el hilo de las conversaciones interpretando ese tipo de interacciones visuales, cambios de posturas, miradas etc etc. Y me sorprendió una vez más, como incluso en medio de una conversación seria e interesante, de las que te absorbe, de esas en las que nuestra racionalidad se lleva al límite en que parece saturarse, intentando responder lo imposible, puede aparecer un instinto básico que te demuestre con hechos, que todo eso no tiene nada que hacer con "las necesidades de follar".
Que sí, que luego todo eso lo envolvemos en esa complejidad que tanto nos gusta a los humanos para hacer que la vida parezca un puto rompecabezas irresoluble. Sí, y seguramente tendrían que pasar muchas cosas para que hubiese sucedido una orgía como la que la naturaleza/ esencia animal parecía estar clamando en ese momento. Pero, a modo conclusión... creo que:


Si fuésemos más sinceros seríamos más animales... jajajja

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